Las expectativas de los consumidores con respecto al proceso de compra en una tienda física y una tienda online son cada vez más similares. En ambos casos coinciden en su deseo de hacer uso cuanto antes de los productos adquiridos. Y esto constituye uno de los grandes retos de las marcas que operan en el universo online: que el tiempo que transcurre desde que reciben una orden de compra hasta que el pedido llega a manos del cliente sea lo más breve posible.
Una “espera” que, en algunos casos, puede llevar varios días o incluso semanas. Según el estudio The 2020 RetailX Europe Growth 3000, la media europea está en cinco días, con un coste por entrega que en España alcanza los 5,6 euros. Plazos y cifras que afectan tanto a la satisfacción de los clientes (objetivo prioritario teniendo en cuenta que captar uno nuevo es hasta siete veces más costoso que mantener o fidelizar a uno ya existente) como a los resultados económicos de las empresas.
Esto ocurre porque muchas compañías gestionan su cadena de comercialización como tres áreas independientes:
Todavía es habitual que cada una de estas áreas cuente con su propia tecnología, procedimientos y registros documentales específicos. Ello dificulta la comunicación entre unas y otras y multiplica las interacciones, prolongando innecesariamente el proceso por la sobrecarga administrativa que estas conllevan.
Tiempo y gastos que se reducirían con la integración de cada una de estas fases en una única plataforma, lo que se traduciría en una mayor eficiencia y agilidad y, por tanto, un mayor nivel de satisfacción externa (mejor experiencia de compra para el cliente) e interna (mejora de la gestión y del rendimiento del equipo humano).
Además, si esta digitalización se apoya en tecnologías como la inteligencia artificial y el análisis predictivo, se podrían automatizar distintas tareas y tomar decisiones en tiempo real que se ajusten a las necesidades y prioridades del momento, con el consiguiente impacto en la eficiencia operativa de las marcas.
Un logro que se traduce en un sistema de trabajo más sencillo y conectado. Cada profesional involucrado, ya sea en el plano logístico o en el de reparto, conoce las instrucciones de cada orden de compra, prioridades, plazos, etc. Con un simple toque en su pantalla:
¿Qué características debe buscar un ecommerce en una plataforma de gestión logística integral?
1. Facilidad de implementación. La integración del ecommerce, la gestión del stock y el transporte en una plataforma única debe ser efectiva en apenas unos días.
2. Coste flexible. Hoy en día existen modelos SaaS que evitan desembolsos previos y costes fijos.
3. Escalabilidad. La plataforma debe posibilitar la adaptación a los diferentes momentos de actividad del ecommerce, tanto a los incrementos de demanda que dependen de las campañas de ventas, como al propio crecimiento del negocio.
Bajo esta premisa se diseña la plataforma y metodología de iF Lastmile, con un servicio integral que comprende desde el clic de compra hasta la recogida, almacenamiento, embalaje y envío; gestionando también los cambios y devoluciones, y adaptándose a las dimensiones del retailer y a su procedimiento. iF Lastmile va más allá del tradicional fullfilment e incrementa el valor de las marcas con las que trabaja con una experiencia de compra flexible (flexcommerce) y atendiendo de forma personalizada a cada comprador.