Devoluciones e impacto medioambiental, otra cara de la temporada alta de ventas.

Ante la temporada alta de ventas de los ecommerce, la pregunta no sólo es si están preparados para hacer frente a este incremento de la demanda, sino si pueden asumir el esfuerzo que supone en logística inversa sin perjuicio de su huella sostenible.

La cara oculta de las temporadas de alta demanda.

Finales de septiembre abre la puerta a una serie de fechas ineludibles para cualquier ecommerce: llega la temporada alta de ventas. Diferentes campañas que arrancan con Halloween, continúan con el Black Friday, llegan a su máximo “esplendor” con la Navidad para rematar con las rebajas de enero. Así, muchas empresas, desde semanas atrás, engrasan motores ante lo que ya prevén: aumentos de ventas, sí, pero también de devoluciones. Entonces, la pregunta que cabe hacerse no sólo es si están preparadas o no las marcas para hacer frente a este incremento exponencial de la demanda, sino si pueden asumir el esfuerzo que supone en logística inversa sin perjuicio de su huella sostenible.

Y es que, más allá del impacto económico que tienen las devoluciones en muchas empresas –no sólo en las pequeñas; grandes marcas como Zara ya han tomado medidas para revertir el impacto de las devoluciones cobrando por ellas–, estas también tienen consecuencias en su propia agenda medioambiental. 

Por ello, sin perder de vista que los cambios y devoluciones son uno de los grandes sumideros del beneficio de los ecommerce, conviene tener presente algunos factores negativos que alcanzan cotas máxima en estas campañas:

  • Aumento de las devoluciones. Lo primero que hay que tener en cuenta cuando hablamos de temporada alta es una cuestión simple y bastante aritmética: cuando aumentan las ventas, en consecuencia aumentan las devoluciones. Según datos de la EAE Business School, estas podrían incrementarse hasta en un 50 % en las campañas de Black Friday y Navidad. 

  • Incremento de pautas de consumo perjudiciales para las marcas. Al hilo del aumento de las devoluciones, los ecommerce deben tener en cuenta que las campañas de ventas tienden a incentivar prácticas de consumo perjudiciales para las marcas como el bracketing. Este, especialmente extendido en moda, consiste en comprar varios productos, probarlos y al final sólo quedarse con uno, siendo conscientes desde el inicio que habrá algunos de ellos que serán devueltos. A sabiendas de la existencia de este tipo de dinámicas, las marcas tienen a su disposición herramientas y tecnologías basadas en Big Data e Inteligencia Artificial para identificar a estos perfiles de consumidores y personalizar la relación que establecen con ellos. Sin ir más lejos, Amazon ya se ha puesto manos a la obra. 
  • El doble impacto medioambiental de las devoluciones. Aritmética es también pensar en el circuito logístico por el que pasan los productos que se devuelven. En términos de transporte, los productos que los ecommerce venden y luego tienen que volver a los almacenes realizan un camino doble, con el impacto que ello implica a nivel medioambiental, además de otras consecuencias. Así, sólo en Estados Unidos en 2020 las devoluciones pudieron generar hasta 15 millones de toneladas de dióxido de carbono. Todo ello, en un contexto medioambiental complejo, ya que sólo la cadena de suministro global supone un 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, y un 30 % de estas proceden del transporte.
  • Uso de flotas “insostenibles”. El tráfico que genera el transporte de reparto ha crecido exponencialmente y en temporada se deja notar más si cabe, con el efecto que tiene en las vías urbanas e interurbanas. Por ello, cada vez más empresas optan por soluciones de última milla que se apoyan en el uso de vehículos eléctricos o sin motor. 
  • Toneladas de packaging. El packaging innecesario en España supone la emisión de 61.973 toneladas de CO2 a la atmósfera, según la firma DS Smith. Entre los ecommerce ya se ha extendido mucho el uso de empaquetados más eco-friendly. Los consumidores los tiene cada vez más claro y un 57% asegura que le gustaria recibir productos con packaging procedente de fuentes renovables. 

En iF Lastmile tenemos una visión de consumo circular, que se dirige a evitar el desperdicio y reduce al máximo el movimiento de la mercancía y el empleo de materiales plásticos. Un enfoque que aplica muy especialmente al sector textil, en el que cada segundo el equivalente a la carga de ropa de un camión de basura se quema o se entierra en un vertedero.